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EL sueño apenas inicia…
Por fortuna o designios de la vida, puedo hoy contar esta aventura en la que he participado y de la cual me siento aún muy emocionado, no logro salir de esa sensación de estar en tierras lejanas compartiendo con cientos de jóvenes del mundo…
La vida me brindó la oportunidad de viajar a China y disfrutar de la compañía de muchas personas que han dejado una huella en mí…
Visitar este país y viajar a otro continente han despertado algo en mi interior, me he sentido identificado y atraído por otras culturas, paisajes y maneras de vivir, además de la gran emoción de conocer un lugar diferente al que me vio nacer...
El viaje a China para observar una competencia de talentos de jóvenes de los cinco continentes, fue un evento bien organizado y con una logística típica de la cultura china que se destaca por su precisión y el cuidado en todos los detalles. Por ser estudiante de chino, tuve esta gran oportunidad que además me sirvió para mejorar mi pronunciación del idioma e interactuar con jóvenes del mundo.
El viaje como tal no tuvo ningún contratiempo, pero no deje de estar nervioso desde el momento mismo al ingresar al avión con rumbo a París nuestra primera escala.Durante el viaje me dedique a ver una película en el idioma chino para reforzar mis conocimientos; en el avión tuve la oportunidad de entablar conversación con compañeros bolivianos y argentinos que al igual que yo viajaban para participar de este concurso.
Llegar a la capital de China, fue para mí una sorpresa, mi corazón quedo fascinado por la belleza de esta ciudad, la imaginaba contaminada y poco agradable pero fue algo realmente sorprendente, lo primero que capturo mi atención fue sus atardeceres, en realidad es algo estupendo que nunca olvidare.
En mi segundo día tuve la oportunidad de conocer la oficina central del Instituto Confucio y me sorprendió ver la cantidad de personas que hablan o están aprendiendo el chino-mandarín. Ese mismo día en la tarde visitamos la Gran Muralla China, aprendí de ella su historia y lo que significo para el pueblo chino esta construcción. Tengo que decir que esta visita me dejó anonadado.
Visite el mercado de Beijing, y para llegar allá usé el metro, tuve la sensación de caminar entre la multitud como en las imágenes que vemos en la televisión sobre China, solo que ahora yo era parte de esas imágenes.
En el hotel me sentí bien y acostumbrarme a la comida no fue difícil pues igualmente no era tan oriental. Usar los palillos fue para mí motivo de sorpresa pues los utilice como si fuera algo cotidiano... este continente tiene magia, me siento identificado, atrapado y conectado con el.
Se acabó el tiempo en la capital… y nos dirigimos a la ciudad de Kunming.
Realmente sentí algo al dejar Pekín, pues me había acostumbrado en tan pocos días a estar en este lugar fascinante, pero la competencia del puente chino nos esperaba.
Llegué a Kunming y termine de conocer algunos compañeros latinos del concurso que no había visto en Pekín, asimismo conocimos la Universidad Normal de Yunnan, entable amistad con algunos participantes que representaban otros países de Asia, allí vi la oportunidad de practicar el mandarín. Al llegar a la universidad fuimos recibidos voluntarios universitarios que se encargaron de ser nuestros guías durante toda nuestra estadía. Estos voluntarios fueron tan buenos con nosotros que los últimos días nos terminaban llamando hermanos.
Iniciada la competencia me dieron la noticia que no me hospedaría con mis amigos participantes del concurso, sino que me hospedaría con los demás observadores del concurso.
Aún recuerdo muy bien nuestras actividades como espectadores en Kunming, pero lo que más me gusto fue conocer y compartir con estudiantes de colegios de Kunming.
También recuerdo sembrar un árbol en la Universidad de Yunnan, fue muy bonito ya que cada país tenía su árbol y al final el lugar parecía un bosque el cual fue nombrado el bosque de la amistad.
El puente chino como su slogan decía “estudia chino y duplica tu mundo”, me permitió lograr mi sueño, conocer este maravilloso país, y muchas personas del mundo las cuales tenemos muchos intereses y cosas en común, usando el chino como puente de comunicación, nos convertimos en hermanos del mundo...
Apreciamos algunas muestras de talento, sembramos árboles, tuvimos tiempo para compartir, reír, aprender y entablar lazos de amistad, esto me demuestra que somos ciudadanos del mundo que el idioma no puede convertirse en una barrera y que el mundo está cambiando a pasos agigantados. Que los jóvenes tenemos la responsabilidad de ser mediadores y constructores de paz a través de la comunicación, creando tejido social basado en el respeto al otro y la ayuda mutua…
Algo cambio en mí con este viaje. Me siento atrapado por el conocimiento que me brindan otras culturas y el contacto con otras personas que hablan otro idioma.
Pero como mencione anteriormente esto ha sido como un sueño, un sueño que apenas si comienza…